Las chabolas dejan la conservera Celta
Los obreros comenzaron la demolición de la antigua conservera Celta. Han pasado varios años desde que se declarara en ruina el edificio y, sin embargo, fue preciso esperar hasta ayer para que fueran desalojadas del inmueble las familias de chabolistas que allí habitaban. De este modo se pone fin a uno de los asentamientos que quedan en la ciudad y, se supone, se soluciona en parte el problema del furtivismo que padece la ría de O Burgo, aunque las profesionales creen que seguirá habiendo ilegales.
Tras varios años desde que se declaró en ruinas, y otros tantos pidiendo su demolición, la empresa Altramuz, actual propietaria de los terrenos, comenzó ayer a derribar la vieja conservera Celta, fortaleza de los furtivos.
El derribo comenzó después de que el Ayuntamiento completara el realojo en viviendas de dos a cuatro dormitorios, por alquileres de 50 a 70 euros, de once familias que aún vivían en el inmueble.
El desalojo del edificio fue un compromiso adquirido por el gobierno local en noviembre de 2003, en una reunión en la que participaron también la Xunta, Capitanía Marítima, la Delegación del Gobierno y la Cofradía, para coordinar la lucha contra el furtivismo. Se consideraba ya entonces una medida prioritaria.
El inicio del derribo, sin embargo, lejos de provocar entusiasmo entre las mariscadoras, sumidas desde hace meses en un profundo escepticismo, las enfadó aún más.
Aseguran que cuando ayer llegaron las máquinas a la conservera, las familias que todavía habitan allí se limitaron a mover sus camiones unos metros para seguir viviendo en ellos. De hecho, el muro pegado a la conservera estaba, a media mañana, lleno de autocaravanas. Por eso, las mariscadoras creen que con el derribo no se soluciona nada. Si desalojan, que lo desalojen todo, chabolas y demás, protesta Teresa Penelas.
Críticas
Tú si echas la basura fuera de hora, te multan, pero ellos tienen todo lleno de basura, y nada, denuncia Oliva, otra mariscadora. Su compañera Carmen no duda en echar la culpa al alcalde a éste y al anterior , y le acusa de trabajar de cara al escaparate. Queda muy bien decir que derriban esto, pero el poblado sigue ahí, apostillan.
Lo que no le perdonan al Ayuntamiento es que regalen pisos a los furtivos. Mi hija es madre soltera y no se lo dan. ¿Le digo que se monte una chabola aquí o qué? , denuncia otra mariscadora.
Los terceros en discordia, los habitantes del poblado, observaron ayer cómo derribaban la nave. Algunos lamentaban dejar la que fue su casa durante veinte años.
Noticia de El Ideal Gallego
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